Amores Viajeros


Quién no se enamoró alguna vez viajando? Quién caminando por algún rincón del mundo no se encontró con esa persona con la que seguramente iba a tener un amor de película para toda la vida? Aclaremos que amor es un beso, una mirada, un encuentro íntimo, una sonrisa que alguien te dispara en un bus, una comida de algún viajero/a que llena la panza de nutrientes y mariposas. Cuando uno viaja, está librado de todas esas estructuras que nos hacen ser algo programado. El stress de la ciudad, las largas jornadas laborales, la mirada ajena, el smog, la presión de rendir bien en la facultad. Todos tenemos roles, cumplir un rol también forma parte de esa estructura. 

Ahora bien, detrás de toda esa escenografía hay alguien. VOS. Cuando viajás sos más VOS que nunca. Dejás de lado cualquier elemento que no te deje ser. Realmente cuando uno está fuera de su círculo de confort, ocurren las cosas más hermosas. 

ENCONTRARSE. Y de repente estás caminando y te cruzás con seres que están en ese mismo estado de plenitud. Y aquí volvemos al tema del post. Surge la magia, surge el AMOR VIAJEROTodos alguna vez nos fuimos de vacaciones, o de viaje largo, y tuvimos conexiones muy intensas con otros. Ese amor del verano que nunca pudiste olvidar. Ese beso a la luz de las estrellas del chico que te enamoró en la playa. Esa mujer que te hizo sentir el hombre más afortunado del planeta aquella tarde en el cerro. Todos estamos enamorados de la idea del amor porque entendimos que el amor lo cura todo. Vivir es un milagro muy complejo y amar es lo único que llena de color este fenómeno que nadie puede explicar a ciencia cierta. Las cosas materiales sólo tapan por instantes vacíos creados. El sentimiento es lo único que trasciende nuestra creación. 

Esa forma de amar, tan pura que conseguiste en aquel viaje, te enseña, te muestra las intensidades que el corazón puede alcanzar. Y volvés y ya nada es igual. Sabés cómo pisar a la hora de amar. 

A pesar de que todos tuvimos este tipo de experiencias, muchos vuelven a sus ciudades de origen, a su rutina, y se olvidan lo que alguna vez el corazón supo enseñar. Desde que llegué de mi último viaje, no paro de encontrarme personas que están en pareja con alguien que no quieren, o tienen dudas, o tienen miedo a la soledad si se separan. Miedo a la soledad? Miedo tendrían que tener por estar caminando con alguien que no los hace volar. Y el amor se trata de eso: es mirar volar al otro, dejarlo volar, impulsarlo a volar, y alcanzarlo en su vuelo. 

Les propongo algo: AMEMOS como en los viajes. Empecemos a escucharnos más y a tener relaciones más viajeras, de amor transparente. Nadie está obligado a estar con alguien, y nadie es la mitad de la naranja de nada. Basta con tanto poema!. Amá, aceptá a quien elijas como compañero/a tal cual es. Miralo a los ojos y gritale fuerte todo lo que lo amás y lo bendecido/a que te sentís por habértelo encontrado en los caminos. 

Tener un amor viajero también es darte cuenta, viajando de la mano, de lo enamorado que estás de tu actual pareja. La vida es un gran viaje, vivámosla como tal y despojémonos de todo eso que no nos deja mostrarnos tal cual somos y no nos permite amar con el alma. 

Comparto con los lectores hombres, un consejo que una viajera una vez me dió: si vas a buscar una mujer, buscate una que esté loca, porque son las únicas que aman con locura. 

Les deseo amor, viajes y luz para esta nueva vuelta al sol! 

Amores como el nuestro quedan ya muy pocos :) salú!


Bochi y Fefe. Amores de ocaso en Huacachina, Perú

Sarah y el parce. Amor de tres en Taganga, Colombia

Faro Fa y Javi. Gran amor viajero en Máncora, Perú

5 comentarios:

  1. Uf! Estoy llena de amores viajeros, igual que pena que nunca los encuentro en mi cotidiano

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    1. Seguro aparece en un viaje! Saludos y gracias por darte una vuelta por el blog! :)

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  2. Pensé que estaba loco😂, pero no soy el único... Gran post. La foto de Taganga erizo mi piel, porque ahí fue!

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